febrero 23, 2021

El amor e ingenio son ingredientes claves de la cocina de este pedacito de México en Chile. Los sabores de Tlayolli te transportan a las callecitas del DF, al momento en que compartiste un mole en Monterrey o te devoraste un taco en la Riviera Maya. Si te apasiona la comida mexicana, tienes que conocer este emprendimiento.

Por: Constanza Fueyo / @chilean.passport

Eduardo de la Garza Rivera, dueño y cocinero de Tlayolli, nació en Torreón, en el norte de México y está en Chile desde 2012. Llegó por un intercambio de la universidad de la carrera de gastronomía y finalmente tuvo 24 horas para decidir radicarse en nuestro país. Como cualquier corazón migrante, extrañaba la comida de su hogar y no podía entender nuestro gusto por “esas tortillas de harina gomosas con sabor a plástico”, ríe. “Faltaba comida mexicana chida, tortillas chidas. Empecé a investigar en 2013 en todos los mercaditos y ferias para ver con qué ingredientes podía trabajar. Con un poco de ingenio y experiencia armé combinaciones que se parecen bastante a las que se encuentran en México”, cuenta Eduardo.

El inicio de Tlayolli fue en su casa, preparando todo para entregar a domicilio o en estaciones de metro de la línea 1. Un tiempo después, un 5 de mayo, “participé en un concurso con mis tortillas, carnitas, salsas, pebres y ganamos el segundo lugar con mi hermano. Fue como una presentación a la sociedad”, recuerda.

En 2019 Eduardo renunció a su trabajo y consiguió un local en Bellavista con Punta Arenas. Al principio la clientela sentía un poco de recelo porque sólo conocían fajitas y burritos y eso es Tex-Mex, un estilo de comida que en Chile y el mundo está muy acostumbrado y asumido como la real cocina mexicana.

En Tlayolli encuentras tortillas hechas a mano, de maíz, con recetas caseras, de familia; y el menú está pensado como un recorrido de todo el país: “tienes el taco al pastor que es de Ciudad de México, el vampiro que es norteño, la cochinita pibil de la Península de Yucatán, las rajas que son a nivel nacional para el desayuno o comida.”

A mi casa llegaron unos deliciosos taquitos de pollo mole (una salsa hecha con distintos tipos de ajíes, cacao amargo y especias de todo el mundo), tacos de Jamaica, hechos con la flor hibisco, cebolla y un toque de chile sobre una cama de frijoles negros. El pastor también se lleva el premio de los favoritos: trozos de cerdo marinados con piña y especias, cebolla, cilantro y limón sutil.

Muchos han pasado por el mesón de Eduardo y ahora esperan ansiosos su pedido delivery. Es que realmente la comida de Tlayolli te transporta a las callecitas de México y con cada bocado te transformas más y más en una chamaquita.

“Nos convertimos en mini embajadores de lo que es la comida mexicana clásica, tradicional de la casa de la abuela. Las alternativas son que o aman u odian nuestro menú, porque ha sido difícil en ocasiones sacar la idea de que nuestra comida se ve diferente a un burrito o fajita”, cuenta Eduardo. Gracias a todos los que se han vuelto changos -locos- con estos taquitos es que se ha corrido la voz y cada vez más personas han ido perdiendo el miedo a estas combinaciones y al ají, que en Tlayolli se usa para dar sabor, no para que pique tanto que no se puede disfrutar.

A futuro Eduardo espera poder volver a atender a su clientela, en persona, y retomar esa cercanía que se genera en una taquería de barrio. “Queremos tener locales donde te sientas a gusto y tranquilo, sin la presión del tenedor y cuchillo. Espacios donde el taquero te conozca, haya confianza entre comensal y cocinero. Cuando nos hagamos un huequito en el corazón y mente de la gente, esperamos posicionar el taco chido, el taco mexicano, al lado del completo.”

Instagram: @tlayolliscl


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