¡Atrevimiento! Cómo no llamar así a la apertura de este segundo local, esta vez en Las Condes, en uno de los barrios que de a poco comienza a transformarse en un polo culinario. Lo bueno, es que siguen con su gastronomía intacta, deliciosa coctelería y su ambiente bastante movido. Nos fuimos a dar una vuelta para ver qué tal… y ¿saben? Casi nos quedamos allá de tanto que lo disfrutamos. Solo el ‘casi’, nos permitió volver.
Por: María José Winter / @mjosew
Entre juntas de amigos, cuchicheos de pega o esos típicos comentarios que llegan por a o por b a tus oídos, nos alertó que algo estaba pasando en la bohemia santiaguina. “¿Conoces el nuevo bar La Providencia?” “¿Has ido?” “¡Tienes que conocerlo!”. Dicho y hecho, partí.
La exquisita tarde primaveral nos acompaña y el ambiente en la terraza que da hacia la calle Isabel la Católica está dada para instalarse y dejarse llevar. Un par de minutos en la mesa y una elegante botella de agua, un pequeño trago y un mini appetizer te dicen bienvenidos. Lo mismo ocurre para los parroquianos que esperan ansiosos una mesa en el exterior, un gesto que hace más llevadera la antesala.
A lo que vinimos. La gran variedad de entradas, demuestra que ahí está la especialidad: platos para compartir que acompañan perfectamente los tragos de autor. Hay arepas de yuca rellenas, tentación de hojaldre con queso camembert, miel y almendras; huesos de vacuno, carpaccio de atún, choritos al roquefort, entre otros. Nos fuimos por dumplings rellenos de berenjenas y vegetales, sobre una cama de ají amarillo y una salsa agridulce que le daba el toque perfecto. También pedimos un tartar de atún en aceite de eneldo, semillas de mostaza, mix de pimientos, cebolla picada, limón y hojuelas de coco. Ambos platos sabrosos, muy frescos, ideales para terminar la tarde.
Veamos de qué se trata “La puta ama”. Su nombre nos dice que viene algo empoderado. Y no decepciona cuando llegan 160 gramos de un mix de carnes, con queso y tocineta, dentro de un pan… todo, apanado. ¡Una bomba! Hay otras opciones burgers igual de power. Se agradece el acompañamiento de bastoncitos de papa camote, plátanos fritos, papas trufadas o con tocino y queso reggiano. Hay para todos los gustos.
¡Salud!
La coctelería de autor impacta, no solo por sus sabores, nombres, sino también por sus detalles. Flores que adornan el vaso o mini animales que vienen sobre el hielo, entregan un sello llamativo a las preparaciones. “El viejo verde” es refrescante, dulce, pero un tanto cítrico. Lleva gin Bombay, jugo de pepino, limón, goma y cilantro. El Winnie De Poh lo recomiendo, que está hecho en base a gin, menta, pepino, limón y tónica. Muy fresh.
Tiene varios cócteles con negroni, whiskey o ron. Uno de los más pedidos es el Penélope Glamour, que trae tequila blanco, jarabe de granada, unos toques de lavanda y Ramazzotti sellado con tónica. Una delicia para tomarse unos cuantos. Ojo, una singularidad. Están los “Desafíos”, donde el cliente dice lo que le gusta y los bartenders preparan algo especial para él. ¡Cool!
Una casa que fue totalmente remodelada y emperifollada por Paula Nazal, Daniel Hernández y Eduardo Cid, los tres socios. “Nosotros buscamos platos y cubiertos antiguos, cristalería adecuada a nuestra decoración, exagerando lo que nos gustaba y dándole rienda suelta. Si visitaras nuestras casas verías el mismo tipo de espejo, los muebles, el terciopelo y las lámparas, pero al ser un bar le dimos un aire dramático. Ahora, con la terraza, entregamos lo otro que faltaba: las plantas”, nos cuenta Paula.
Ellos miran felices cómo la gente disfruta, sobre todo después de pasar meses sin poder abrir, sabiendo que este espacio iba a inaugurar justo un mes antes de la pandemia. “Queríamos tener un bar que a nosotros nos gustase ir, que las personas que trabajan se sintieran parte del proyecto. Les dimos libertad, pero bajo unos lineamientos: que nuestra coctelería y cocina fuera simple, sabrosa y atractiva”, finaliza Nazal. Y que buena onda que lo lograron. Imperdible.
Instagram: @barlaprovidencia